jueves, 11 de octubre de 2012

be happy

Si pudiera hablar contigo, probablemente te diría lo mucho que te echo de menos, y lo inaceptable que se me hace no poder hablarte pese al hecho de que te veo a diario.
Pasar a tu lado, a apenas unos centímetros de distancia, y ver cómo te conviertes en una estatua fría de mármol, que desvía la mirada a cualquier lugar para que no coincida con la mía.
Duele verte insistiendo en el acto de evitarme cada vez que coincidimos, cosa frecuente ya que pasamos casi seis horas diarias en un cuarto pequeño, con casi treinta personas más, que permanecen intactas en la ignorancia, que no ven nuestra situación.
La verdad, no tienes que preocuparte. He corrido mucho tras tus pasos, y tú siempre has aumentado la velocidad para no dejarte alcanzar, así que no correré más.
Ojo, no quiero decir con esto que no te quiera, no te equivoques. Te quiero más que a todo y más que a nada, pero he de respetar tu decisión. Y si es estar lejos de mí, que realmente es así, pues lo asumiré y me limitaré a desearte todo lo mejor. A vigilar el cielo cada noche en busca de una estrella fugaz a la que pedirle que te haga feliz, que te brinde todas las oportunidades del mundo y que te cumpla todos tus sueños.
Me mantendré en la distancia, procurando convencerme de que estás bien, y siguiendo con mi camino.

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